7.10.2010

Macrobiótica: la dieta japonesa




Más que una dieta para adelgazar, la macrobiótica es una forma de alimentación creada en Oriente que postula que desarrollar una forma de comer correcta y equilibrada es la base de la salud y la felicidad.

A través de la combinación de alimentos “yin” y “yang”, esta forma de alimentación natural busca el equilibrio físico, emocional y espiritual en todos los aspectos de la vida.
En esta nota les contamos de qué se trata y cómo ponerla en práctica todos los días para sentirse cada vez mejor.


Según los principales argumentos de la macrobiótica, las deficiencias en el mecanismo de alimentación de cada individuo provocan irregularidades orgánicas y psiquicas. Por lo tanto, la busqueda del equilibrio en la dieta nos conducirá a la vez a un equilibrio corporal y emocional que nos permitirá desarrollar la vida en forma feliz. ¿Cómo se llega a esto? Según esta concepción oriental, la mejor manera es combinando de manera perfecta alimentos “yin”, o femeninos, y “yang”, o masculinos.

Origen y actualidad

Cuando nació esta corriente, en el Japón de la preguerra, su creador George Ohsawa la concibió como un movimiento pacifista y planteaba que solo a través de la alimentación japonesa se podían curar todas las enfermedades.

Sin embargo, con el paso del tiempo y con su adopción en los países occidentales, se fue dejando de lado el condimento ideológico militante para rescatar en forma más precisa sus beneficios como una manera sana y natural de comer.

Hoy en día, y para que todo el mundo pueda comprenderla y practicarla, la macrobiótica no es más que una regla de la vida muy flexible basada en el principio básico del yin yang. No tiene por qué ser una practica dietética fija ni rigida, sino más bien una forma flexible y lógica de comer que difiere de acuerdo al clima, el medio ambiente, las condiciones de salud, sexo, edad, nivel de actividad y necesidades personales de cada uno.

Dentro de los alimentos recomendados existe una gran variedad de especies y condimentos para preparar comidas saludables, deliciosas y atractivas que al mismo tiempo se ajusten a los requisitos especiales de este tipo de alimentación.

Productos de consumo básico

La principal clave de esta dieta es la utilización de cereales integrales en grano (por ejemplo arroz integral, cebada, mijo y maíz) como alimentos centrales de base.

En la sociedad moderna, el cereal ha sido reemplazado en gran parte por aves de corral, carnes, lacteos y otros productos animales, con el consiguiente perjuicio físico, mental, social, ambiental y espiritual para la salud de los hombres. Por este motivo, la macrobiótica recomienda aumentar el consumo de cereales integrales, verduras, legumbres y otros alimentos naturales sin refinar y al mismo tiempo reducir la ingesta de carne, aves de corral, huevos, lácteos y otros carbohidratos refinados, así como alimentos altamente procesados o con demasiados productos químicos en su fabricación.

Pequeños cambios, grandes resultados

A diferencia de la forma habitual de comer de la sociedad occiental actual, esta rutina alimenticia proporciona los siguientes cambios:

Mayor cantidad de carbohidratos complejos y menos azúcares simples.
Mayor cantidad de proteínas de calidad vegetal y menos de proteína animal.
Menor consumo general de grasas, pero de hacerlo, es preferible aumentar la cantidad de grasas insaturadas y reducir la de saturadas.
Mayor consideración por el equilibrio de varias vitaminas, minerales y otros factores nutricionales.
Mayor utilización de alimentos naturales cultivados orgánicamente mediante técnicas tradicionales de procesamiento de alimentos y menor cantidad de alimentos precesados artificial y químicamente.
Mayor consumo de alimentos en su forma integral y menor de alimentos refinados y parciales.
Mayor consumo de alimentos ricos en fibra y menor de alimentos que han sido desvitalizados.
Los principios de la macrobiótica

Para hacer retornar al cuerpo y a la mente a su funcionamiento perfecto deben tenerse en cuenta algunas medidas indirectas, preventivas y educativas.

Los microbióticos están convencidos de que una alimentación sana y equilibrada produce personas positivas y generosas. Todo lo contrario a esto, un estado de desnutrición o sobrealimentación no puede más que desarrollar personas llenas de negatividad.

Los principios fundamentales d esta dieta son cinco:

Los alimentos son el fundamento de la salud y de la felicidad.
El sodio y el potasio son los elementos antagónicos y complementarios básicos en el alimento y determinan más fuertemente su carácter o calidad “yin” o “yang”.
Los cereales en grano son el alimento básico del hombre como especie.
Los alimentos deben ser integrales, sin refinar y naturales.
Los alimentos deben cultivarse en la localidad donde se consumen y las verduras y frutas consumidas deben ser de estación
Alimentos “yin” y “yang”

Como ya se ha dicho, el secreto es encontrar el equilibrio perfecto entre el “yin” y el “yang” de los ingredientes que utilizamos en nuestras comidas.

Pero eso no es todo, ya que también debe considerarse la relación que hay entre los alimentos y las estaciones del año. Por ejemplo: en los meses de verano debemos consumir los alimentos “yin”, los que por ser de tipo frío equilibran mejor la dieta.

Una de las características de los alimentos “yin” o fríos, como por ejemplo las frutas, es que expanden la energía, mientras que los alimentos “yang” o calientes la contraen.

Otro aspecto importante tiene que ver con el estado de ánimo de cada persona: si usted se siente cansado, deprimido o triste, lo mejor será que haga una comida “yang” y, por el contrario, una comida “yin” será ideal para cuando esté optimista y lleno de energía.


Pero ¿cuáles son los alimentos “yin” y cuáles los “yang”?
Aquí te ofrecemos el listado básico.

Entre los principales comestibles “yin” pueden destacarse los siguientes:

Verduras: remolacha, apio, alcauciles, palta, tomate, pepino, espárragos, espinacas, champiñones, chauchas.

Frutas: melón, ananá, mango, pomelo, naranja, banana, higo, pera, limón.

Hierbas: tomillo, menta.

Aceites: girasol, sésamo, oliva y maíz.

Frutos de mar: algas marinas, ostras, mejillones, pulpo, truchas.

Carnes: pollo, rana, tocino, buey, caballo, liebre.

Lácteos: yogur, manteca, leche, quesos (crema, camembert y gruyere).

Cereales: maíz, centeno, cebada.

Líquidos: bebidas alcohólicas (cerveza, champagne, vino), agua mineral, soda, té, café.

Otros: Vinagre, azúcar, aceitunas, almendras, avellanas, miel.

Por otro lado los principales alimentos “yang” son:

Verduras: lechuga, endibia, rábano, ajo, cebolla, perejil, achicoria, zanahorias.

Frutas: fresas, manzanas, cerezas.

Hierbas: dientes de león.

Frutos de mar: crustáceos, gambas, pescados blanco y rojo (perdiz, pato, pavo).

Lácteos: queso, leche de cabra.

Cereales: trigo sarraceno.

Otros: sal marina y refinada, huevos, lentejas, castaña.

Para tener en cuenta:

El arroz integral y, en general, todos los cereales integrales, las verduras, las frutas y las carnes blancas (más precisamente el pescado) son el centro de la alimentación macrobiótica.

En cambio, las carnes rojas, el azúcar blanco, los conservantes y aditivos industriales y los alimentos sintéticos son los más cuestionados.

Estas características del régimen hacen que la macrobiótica podea también algunas contraindicaciones. El hecho de que posea tan poca cantidad de proteína de origen animal (por lo general no se come nada de pescado, carne, huevos o productos lácteos) hace que se corra el riesgo de contraer anemia.

Otra insuficiencia puede ser la de vitamina B12, que sólo se encuentra en el tempeh, el mijo (fermento de soja) y en el alga marina, pero en muy baja cantidad, lo que puede resultar insuficiente para muchas personas.

Por último, hay personas que adelgazan demasiado y pierden gran parte de su masa muscular por la poca ingesta de proteína vegetal o porque el propio cuerpo no la asimila bien, por lo que es recomendable incorporar estos hábitos alimenticios gradualmente, permitiendo que el cuerpo se adapte a las modificaciones realizadas de a poco, y bajo estricto control médico o profesional.

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